Transmitir la necesidad de cuidar nuestro planeta es algo primordial.
Gracias, Patricia Cordero, de la Escuela Superior de Música Reina Sofía (Madrid), por pensar en mí para este bonito proyecto. Ha sido un verdadero "subidón" que haya inspirado algo tan hermoso con mi poesía. ¡Me encanta la adaptación!
HABLA LA NATURALEZA
Habla la naturaleza:
¡Ay, qué triste sinfonía!
La Tierra está malherida.
Está muy desmejorada
y aunque en ella está su hogar
el hombre nunca hace nada
y la llama exagerada.
La orquesta está muy callada.
Contamina campos, valles,
incendia bosques, tala árboles,
desperdicia la comida.
Se quejan los animales
y atolones y corales.
¡Ya no suenan los timbales!
Paseando por la playa
llegan jugando dos niños,
junto a la orilla del mar
al planeta hacen un guiño
con un cubo y un rastrillo.
Compás quebrado perdido.
Van recogiendo basura
que alguien tiró sin pudor,
tapones, bolsas de plástico,
bastoncillos de algodón.
¡Y colillas un montón!
Rompe el silencio un fagot.
Gritan felices al cielo
mirándose los dos niños:
cuidaremos de la Tierra
la trataremos con mimo.
Y se va el sol dando brincos.
Ritmo, música, estribillos.
Y suena una melodía.
Violines, flautas, trombones,
pianos, arpas, clarinetes,
tubas, bajos, saxofones.
Y trompetas y tambores.
¡Partituras, notas, sones!
Y la Tierra al escucharlo
por el universo danza.
Las palabras de los niños
le han devuelto la esperanza.
Cuento registrado
