Muchos autores e
ilustradores nos reunimos, haciendo un bonito homenaje a Gloria Fuertes. Charlamos animadamente en una amena comida en el restaurante Victoria. Después, tras las notas de un flautista, fuimos al centro cultural Asunción donde
tuvo lugar la presentación. Por supuesto visitamos el Museo del Niño, y me pareció precioso y muy interesante. Fue fundado en 1987 por Juan Peralta, el presidente, que nos recibió y acompañó en todos los actos. Os dejo el enlace con más información.
Agradecer expresamente,
el trabajo y la organización de este gran evento a Pilar Geraldo.
Feliz de formar parte de
este corro de niños.
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Un menú de cuentos |
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En el periódico |
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Con Carlos Reviejo |
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Con Juan Peralta |
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Recibimiento en el Centro Cultural Asunción |
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Allí estaba Gloria Fuertes |
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Sacando a Juan Peralta al estrado |
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Con todas las autoridades |
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La autora Ana María Romero Yebra |
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Juan Peralta y el ilustrador Teo Puebla |
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Marta de la fundación de Gloria Fuertes |
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Pilar Geraldo |
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Y después a celebrarlo |
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Regalo del museo a los asistentes |
Pilar Geraldo nos cuenta
así todo el evento:
Paso a relataros el
itinerario del día 22 de noviembre, un día para recordar:
La Jornada empezó para cada cual con su llegada, pero tres días antes,
los amunienses, con las orejas tiesas, se dedicaban a su tarea. Desde preparar
los disfraces del Hada, del Sombrerero, de Alicia con su Reina de Corazones; la
coordinación con las familias de los personajes de cuentos (mi querida Conchi
Gómez, maestra con sus alumnos); el equipo de sonido en ambas
instituciones (Paco, incansable como Ana); las imprentas en la edición de
catálogos, carteles; y otras sorpresas preparadas (Paco, Ana, yo)... tres días
intensos tras dos meses de preparativos en la distancia, un equipo que bien
podría ser ejemplo de buenas prácticas. En fin, lo iréis comprobando si
continuáis leyendo.
- A las 10 h, Bienvenida en el
Museo del Niño. Don Quijote y Sancho (no cualquier quijote o sancho, no),
Luismi Martínez-Gómez y Antonio Bautista, caracterizados hasta en el lenguaje,
van saludando a vuestras mercedes en este lugar de cuyo nombre siempre querréis
acordaros. Saludos, fotos, asombro, encuentros... y ¡niños al salón! Allí,
esperando a Juan Peralta para la visita, esta abuela intenta enrollarse hasta
que Paco García siempre al quite, le corta los vuelos para volar a las salas
que magistralmente, Juan, comienza a explicar (un inciso: a los autores que no
llegaron a tiempo, se les ofrece la oportunidad de realizar la visita al día
siguiente).
A continuación, nos trasladamos al
Museo Municipal donde la pareja de Manchegos del Año, esperan ofreciendo la
invitación, el catálogo y un folleto con Caperucitas -de alguna forma queríamos
homenajear a Pedro Cerrillo con la figura de la Caperucita y elaboramos un
folleto simpático con una selección de poemas e ilustraciones de este personaje
en nuestro libro-. Os confieso que las que quedaron en una bolsa junto a
un libro que añoro, obsequio de uno de vosotros, quedaron quién sabe dónde.
Estoy tratando de encontrarlas y tendrá que ayudarme Lobatón por si algún
lobito malo las tuviese. Me trae de cabeza...
Llegó la hora de comenzar la
inauguración de la exposición "Literatura y poder". La censura en
la LIJ, y en el vestíbulo, las autoridades un tanto
inquietas, sonreían. Siempre hay algunos rezagados que se quedan recogiendo las
miguitas, admirando a Bella, o esquivando a la bruja, sin recordar que el
emperador necesita con urgencia lucir su traje nuevo. Por fin... ya estamos
todos. Subamos a la sala de Plenos (¡Vivan los novios! -aún huele a boda-). Se
acomoda la gente, algunos quedan fuera (contentos quizás) y...¡ohhhh!
¡sorpresa! ¿Quién presenta? Glup... ops... pues... no sé... ¿YOOO? Nooooo.
¡Pues sí! Buenos días... aquí estamos... y tal y tal. Un rollete ni siquiera
preparado. Lo mejor, la explicación de César Sánchez Ortiz, director de la
exposición. Un discurso locuaz, concreto aún en su extensión y tan motivador
que varios asistentes se quedaron un día más para poder disfrutar de tan
espléndida exposición comprobando las anécdotas y pormenores que César iba
relatando. María Ágeles Martínez Paños, concejala de Educación disculpa al
alcalde y valora la exposición avalada por la UCLM en la persona de Paco Sáez,
director académico del Campus de Albacete, en sustitución de María Ángeles
Zurita, Vicerrectora del Campus de Cuenca, que me consta no pudo asistir por
razones de salud.
Desde allí, Ana González Haro,
corriendo al restaurante para llevar los últimos detalles, Juan Peralta, rompiendo
la jarra de la lechera sin esperar el milagro de Caná, Paco García comprobando
el sonido, Delfín Yeste y Vicenta García Maestro, como locos ajustando el
diálogo, Javier Peinado, con su Pinocho por la calle cual Gepetto preocupado...
Chachooooos no os deis tanta prisa que llegamos a tiempo. Pues nada... allí se
plantan a esperar que todo esté dispuesto. ¿No dijimos que a las 14:30? ¡Tanta
hambre teníais que os comisteis 30 de un solo golpe! Valientes sastrecillos
estáis hechos...
¡Acción! ¡Música con melodías de
cuentos! Pasamos a un acogedor salón que arropaba a 107 comensales,
distribuidos en 12 mesas identificadas con ilustraciones de cuentos
correspondientes a cartas de una baraja (Ana), que a trompicones repartimos
como se pudo. En cada plato, el menú de cuento; las botellas de vino con
etiquetas de la portada del libro (Paco), y presidiendo el salón, un panel con
todas las fotos de los autores (Ana). Buen vino, buena compañía, buena
conversación, buen maridaje.
¿Qué suena? ¿Quién está aquí? ¿Y el
café? ¿Pero qué pasa? Nada, nada, lo sentimos, no se puede uno entretener
tanto, luego pasa lo que pasa... ¡¿El Flautista de Hamelin?! Vaya suerte tiene,
en aquellos tiempos no había conservatorios. Sigámosle...
Por la calle, previo permiso del
Ayuntamiento, al compás de las notas de un maravilloso flautín de la época,
seguimos al virtuoso Flautista con la esperanza de descubrir dónde se había
llevado a los ratones; pero el muy cuco, nos conduce a un convento y, sin
mediar palabra, calla y sienta con su flautín a todos los niños grandes que van
llegando. El salón de actos, con una capacidad de aproximadamente 250 butacas,
se llena. Y de pronto...
― ¡Señor Conejo! ¡Señor
Conejo! ¡Señor Conejo, espereeeee!
Tanta prisa, tanta
prisa... Señor Conejooo...
Alicia, persiguiendo al Señor
Conejo, se encuentra de pronto en el país de AMUNI desconcertada sin saber cuál
es su misión hasta que al reconocer a su presidente, Juan Peralta, y a los
niños que habían contado y dibujado hasta su propio cuento, descubre cuál es su
papel y lo representa como nadie lo hubiera hecho, ni la mismísima Sherezade
nos hubiera situado en el marco inigualable de la presentación de nuestro "Érase
una vez...".
Shhhhh... ¿Una armónica? ¿La
canción de los enanitos? Pero...¿no era el Sombrerero Loco? Ah, ya... estaba
tratando de despistar a Alicia.
― Márchate que por ahí llega
su majestad la Reina de Corazones y querrá que te corten la cabeza.
― Me voy, me voy (y se fue después de hacernos disfrutar y sonreír; un
secreto: era Delfín Yeste, nuestro niño poeta).
¡Buuuum! ¡Woooom! ¡Brrrrmmm! ¿Qué
pasa?¿Un terremoto? Todos con cara de susto, agarrados a la butaca y en esas,
que se abre una gran puerta de arco como las de los castillos de los cuentos y
¡zás!, entra una avalancha de personajes: Caperucita, Pinocho, Blancanieves,
Pulgarcito, la Bella durmiente, el lobo, el cazador, Cenicienta, Hansel y
Gretel, brujas, hadas... repartidos por todo el salón. Alicia, desesperada, los
tranquiliza:
― ¡Se han escapado de sus
cuentos y vienen porque se han enterado de que hay un libro donde pueden
quedarse!
Alicia, con su peculiar saber
estar, hace un trato con ellos y les da una misión especial: encontrar entre el
público a unos niños que, buscando a Hansel y a Gretel, no han sabido volver.
Así, uno a uno, suben de la mano a los participantes en la mesa presidencial
para comenzar la presentación de "Érase una vez..." Antología de
cuentos populares.
¿Cómo es posible que en una mesa
tan hermosa no cupieran siete niños creciditos? Alicia, intenta convencerles de
que, entrando con ella, disminuirían su tamaño, pero ya sabéis que las personas
mayores son un poco extrañas, nos lo recuerda a cada instante el Principito.
Total, que Federico Gallego Ripoll, y Teo Puebla, se quedan en dos sillas
laterales a la izquierda, y a ambos lados de la mesa, ¡nada menos que a
Cervantes y a Velázquez representados por Víctor Peralta y Germánico
Chumillas!, los únicos niños autores que providencialmente, aparecen en las páginas
del libro.
Comienzan las intervenciones en
este orden:
- Santiago Cabañero, Presidente de
la Diputación Provincial de Albacete, regalándonos además de la edición, sus
amables palabras reflejo de las escritas en la presentación de la obra.
- Juan Peralta, Presidente de
AMUNI, agradeciendo a todos su entrega y entusiasmo a la vez que invita y abre
las puertas del Museo del Niño a todos los que quieran unirse a esta Asociación
de Amigos del Museo del Niño, cuyo objetivo no es otro que recuperar y conservar
el tesoro de la infancia, un patria compartida.
- Federico Gallego Ripoll, cuyo
mensaje, corto por necesidad pero grande en su dimensión humana, llega al
corazón de todos los allí presentes, recibiendo cantidad de felicitaciones por
tan acertado enfoque en defensa de la infancia. Además de mostrarnos anécdotas
de Gloria Fuertes que endulzaron la tarde. Como sorpresa, introduce al Hada
Celeste, que no era otra, que Ana María Romero Yebra derrochando como siempre
ternura y fantasía (todas las estrellitas de su traje las cosimos con mucha
ilusión Ana y yo, la noche anterior mientras giraba la rueda).
- Teo Puebla con las palabras
justas para demostrar que su grandeza reside en su sencillez, con la humildad
por bandera. A él, le agradece Juan Peralta con una placa
conmemorativa, en nombre de AMUNI y de la propia Consejería de Educación, su
generosa donación para la creación del Museo de Ilustración Infantil dentro del
Museo del Niño.
- Marta Porpetta, Presidenta de la
Fundación Gloria Fuertes, increíblemente bella por fuera y por dentro, un lujo
de persona con quien el tiempo vuela hasta que quiera la noche -como aprendí de
un título en el aire-, nos habla en nombre de Glorieta construyendo un puente
de caramelo entre la Fundación y el Museo.
- Aquí me toca a mí. ¿Qué decir si
todo estaba dicho? Como esperaba que así fuera, leo esas palabras que os
adjunto y que terminan con un cuento que tiene algo vuestro y mío, y que como
os he explicado, no constituye nada nuevo para esta abuela, jugar con los
juguetes de siempre.
- Para finalizar, debía haber
hablado el Consejero de Educación de CLM, pero al ser jueves, tenía Consejo y
delegó -de ahí el nombre- en el Delegado Provincial, Diego Pérez, que agradeció
la donación de Teo Puebla, ensalzando también la calidad de nuestra
publicación, y cerrando con un poema hecho por Silvio Tébar, director
provisional del Museo del Niño, dedicado a Teo Puebla.
Por fin, lo esperado por el museo,
la entrega conmemorativa del acto de una cerámica representando a Caperucita y
el lobo, obra de Adrián y Rubén Navarro, grandes ceramistas de las artes
conquenses.
Entre los arcos del Claustro, los
amunienses capitaneados por Encarnita Malvar (fiel escudera de su esposo, el
fundador del Museo del Niño), y Ascensión Navarro (compañera del alma,
compañera), han preparado jamón y queso manchego. Y como no podía faltar
un buen vino de autor con la etiqueta de cuento que habíamos
paladeado en la comida, volvemos a tomar aquel viejo, viejo vino, conscientes
de compartirlo con quienes lo merecen.
Y hasta aquí la crónica del día.
El Museo del Niño agradece a las
dos instituciones implicadas en esta Jornada de puertas abiertas su generosa
participación en cada una de las dos actividades programadas:
- La Diputación Provincial de
Albacete, con Santiago Cabañero como Presidente y su equipo formado
por Pilar Tierraseca, secretaria de Presidencia y Estíbaliz García,
jefa de Gabinete, que junto a Miriam Martínez y a Raquel Cortijo, nos han
abierto las puertas y el corazón en la edición de esta tercera antología "Érase
una vez..." Antología de cuentos populares dentro de la serie ECOS
DE LA INFANCIA.
Buenas tardes, me uno a los
agradecimientos que no dejan de ser palabras protocolarias de una lista a veces
tediosa, donde queda olvidado quien menos se lo espera.
Así que, permitidme que hable mi
corazón y os invite a este corro de niños que no sabe hacer otra cosa que
jugar.
¡Hola pequeños! Habéis traído nuevos
ecos de infancia con el corazón abierto, para llenarlo hoy, con otros ecos que
resonarán allá donde vayáis.
Después de compartir con vosotros un
día como éste, poco puedo decir, si acaso, que estoy emocionada por el
privilegio de navegar en el mismo barco en busca del tesoro de la vida. Y es la
vida, la que me da la oportunidad de brindar este micrófono a quienes navegaron
a otros confines dejando una butaca vacía: Nicolás del Hierro, Pedro Cerrillo,
León Felipe, Leopoldo Mª Panero… y nuestra Gloria.
Otros piratillas, se quedaron en la
bodega del barco por imposiciones y circunstancias, también de la propia vida:
(aquí nombré a los que recordaba…), tantos y tantos…, que desde distintas
latitudes esperan nuestras noticias y nos mandan burbujas de besos.
Pero he de confesar que a quienes de
verdad echo de menos son, a unos personajillos de los cuentos de la abuela
Pili: a un príncipe enfadado, a una Bella que no duerme, a un Pulgarcito
alemán, y a una abuela con sus dos princesas de cuento (el príncipe es mi nieto
Adrián y la Bella insomne, Emma, mi nieta, Pulgarcito alemán, mi sobrino nieto,
Nicolás; por circunstancias familiares no pudieron asistir; las dos princesas
de cuento son Jimena y Candela, dos de las niñas que van a despertar a Gloria
con el dialoguillo coloquial; tampoco vinieron porque a su abuela no le dieron
permiso para bajar del cielo). Y es que es muy posible que fueran los abuelos
los que inventaran los cuentos. En este momento, recuerdo a los míos, a mi
chacha, a los abuelos de mi hijo, y a los abuelos de mis nietos. A todos los
abuelos que fueron y que son. A ellos, mi más tierno agradecimiento.
Seguramente, si pudieran, recordarían
otras historias perdidas y encontradas hoy aquí, en este lugar de La Mancha, de
cuyo nombre os querréis acordar.
También agradezco esos halagos
exagerados de Federico, de Teo, de Marta, de Santiago, de Juan… que gustan y
alimentan mi vanidad, y me hacen caer en la tentación de olvidar que son otros,
los honores que interesan. Por eso, ante todo, agradezco a Dios, el regalo de
vuestra presencia.
Y como temo dejarme a quien más cerca
tengo, como ha ocurrido otras veces, pido para Ana González Haro y para
Francisco García González, el mejor de los aplausos, por tantas horas a
deshoras compartidas haciendo realidad mis deseos (aplausos).
Todo está dicho, vuestros cuentos e
ilustraciones terminarán por decir lo que nuestras palabras no alcanzan. La
emoción desborda mi vocabulario y ya no sé si hablaros como seño, como niña, o
como abuela. Vosotros, que me conocéis en cada una de esas facetas, prestadme
la voz en este alfabeto de versos. Vuestra voz hecha palabra en mi cuento. (El
cuento que leo a continuación está hecho con vuestras palabras, y de C. S.
Lewis en Narnia, uno de esos juegos que desde mi infancia me han entretenido
como os he dicho).
Hace muy poquitos años -ya dije, yo
era pequeña- me contaban cosas tristes que me dejaban despierta. Hoy, aquella
niña que entre sus dedos descubrió en las “Escenas de niños” al “poeta que
habla”, (se trata de unas melodías de Schuman pertenecientes al álbum: “Escenas
de niños”, la número 13 se titula “El poeta habla”), os va a contar algo para
soñar. Escuchad:
Era una vez que se era un pirata sin
su loro, un galeón sin cañones, un capitán inglés sobrio, un español que no
pierde y una isla sin tesoro.
Allí estaba ella esperando el
encuentro sin apenas saberlo.
Me juraron que esta historia sucedió
en algún lugar cuando, celebrando su no cumpleaños, una abuelita de veinte (veinte
lustros por lo menos), le dijo al pirata de su sueño:
― Un día llegarás a ser tan maduro que
volverás a leer cuentos de hadas de nuevo.
(Embelesado en su propio delirio, no
sabe nada ni entiende, ni es preciso, ni hace falta).
― Frente al miedo, la música, la risa
ronca de gritos, ciega de guerras, los acordes de la imaginación y la voz
dorada, llega la noche. ¡Que no te vea!
Esto escucha el niño, la eterna e
infantil sencillez del alma hablando queda. Duerme su niño, sueña que sueña…
Sueña canciones, sueña la tierra.
Sueña la vida que siempre sueña, sueña del cielo cien mil estrellas. Y se
inventa la historia de su vida, el mayor de los cuentos sin soñar en nada más,
que en su mismo sueño.
En su cuento la cigarra, es amiga de
la hormiga, la hilandera teje un traje, ha perdido el costurero, lo busca el
Mago de Oz lo encuentra Juan Pirulero. Serpentinas de colores, confeti para el
cañón, balas de helado de nata además de alguna flor.
Decidió soñar despierto… pero se quedó
durmiendo en una nube este niño en metamorfosis: hombre cuando despierte.
¡Menos mal que la ratita teniendo un
presentimiento, le contestó precavida: a otra le vas con el cuento! ¡Así que
deja el lamento y búscate ya otro cuento!
Vamos siendo mayores para que nos
cuenten estos cuentos que nos vende el mundo de la felicidad… Cuenta tu cuento
con el mejor final.
― No insistas más, abuelita, que hoy
la vida es diferente: ¡Yo quiero ser Pulgarcito o el Sastrecillo Valiente!
Pero suena una campana y su niño se
despierta y, al ver cerrada la puerta, escapa por la ventana. Ni al mismo sapo
Pepe desvela su secreto. ¡Está buscando el secreto de la nada! Tiene frío y
tiembla de nostalgia. Lleva mucho tiempo con las botas puestas, y los pies le
duelen, y los pies le pesan.
Y la Luna, ay, la Luna… La luna se
dejó liar, abrazó a su pirata y al instante, en su tez de plata, asomó el
primer lunar.
Algún día próximo, después de escuchar
este cuento descubriremos que no hay joya más valiosa que la verdad sin
adornos, o esa ventana en que nace una escalera al arco iris...
Aunque, después de todo, ninguna
mariposa precisa de la flor para ensalzarla.
Os lo cuento yo, que a nadie miento.
Yo no me he inventado nada, me lo contaron así, y ahora vienen las perdices y
después el colorín, o esto vendría al principio, qué lío, o antes del fin.
¡Y ahora a dormir, que yo ya tengo
sueño! En mi cuento el arco iris, sale por todos los lados, y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.