Hoy mi cuento habla sobre la muerte.
Hablar sobre la muerte con los niños nos resulta muy difícil.
Todos sabemos que forma parte de la vida, y de nada nos servirá ignorarla o intentar ocultarla a nuestros seres queridos; será aún más dolorosa.
Espero que os sirva de ayuda con vuestros peques.
Un beso con achuchón.
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Imagen tomada de internet |
La mariposa
estaba muy triste. Su amigo jilguero llevaba unos días sin visitarla, y lo
estaba echando mucho de menos. «¿Dónde estará?», se preguntó en voz alta.
Un conejo
que pasaba por allí le preguntó:
—¿De quién hablas?
—De mi amigo
el jilguero —le contestó con una mueca—
hace días que no viene a visitarme y estoy muy extrañada.
Al conejo le
dio un vuelco el corazón. La noche anterior había escuchado decir a un búho que
habían encontrado al jilguero muerto.
—Quizás ha
salido de viaje —se le ocurrió decir en el momento.
El conejo se
despidió de la mariposa, y fue enseguida a adentrarse en el bosque para contar a los demás animales lo que
sucedía.
Todos
hablaban a la vez.
—Si se lo
decimos se le romperá el corazón
—decían unos.
—Si no se lo
decimos estará esperando al jilguero cada día y no entenderá por qué se ha ido
—decían otros.
—De todas
maneras se sentirá muy triste —decían
los demás compungidos.
Pasaron dos
días y los animales del bosque seguían sin atreverse a contar a la mariposa que
el jilguero había muerto.
Mientras,
ella seguía preguntando a todos por su amigo.
—¿Has visto a
mi amigo jilguero? —preguntó a un corzo.
—No; no lo
he visto —contestó bajando la cabeza, alejándose rápidamente de allí.
—¿Has visto
a mi amigo jilguero? —preguntó después a la liebre.
—No; no lo
he visto —contestó, y de un salto desapareció enseguida temiendo que la
mariposa siguiera preguntando.
Al amanecer
del tercer día estaba la mariposa desperezándose y escuchó hablar a dos
colibríes que pasaban por allí.
—Ha sido una
pena lo que le ha pasado al jilguero... ¡Qué mala suerte enredarse en esa
alambrada!
—¿Al
jilguero? ¿Qué le ha ocurrido a mi amigo jilguero? —preguntó muy alarmada.
—¿No te has
enterado? Lo saben todos en el bosque —le dijeron—. Murió la otra noche al
chocar con una valla de alambre.
—¿Quéeeeeeeee?
—gritó sin poderlo creer.
—¡¿Cómo era
posible que nadie le hubiera dicho nada?! —se dijo la mariposa—. Había
preguntado a todos en el bosque.
Al enterarse
de la muerte de su amigo y de que había sido engañada por todos los animales,
la mariposa sintió una punzada tan penetrante en su pequeño corazón que a punto
estuvo de morir en ese instante.
Todos en el
bosque supieron, que ocultando la muerte del jilguero a la mariposa, lo único
que habían conseguido era causarle más dolor.
Poco a poco,
con el paso del tiempo, la triste mariposa logró remontar el vuelo; pero nunca
entendió por qué todos le habían ocultado la muerte de su amigo.