Cuando mi hijo Andy tenía dos añitos padecía a diario terrores nocturnos. Siempre tenía pesadillas con un perro enorme que veía en su habitación y se despertaba llorando aterrado. Todos lo pasamos muy mal en esa época.
Muchos años más tarde recordando esos días hice este poema y Andy, me dio la sorpresa haciendo estas ilustraciones tan bonitas, con todo detalle. Está genial, ¿verdad?
A mí me encanta.
Tened paciencia si os sucede esto con vuestros peques que es algo pasajero.
Espero que os guste.
Un beso con achuchón.