Todos buscamos un refugio cuando hay tormenta.
¿Vosotros tenéis un sueño así de profundo?
Espero que os guste.
Un beso con achuchón.
Imagen tomada de internet |
Empezaba la tormenta,
y no llevaba paraguas,
en la casa lo olvidó
también con las botas de agua.
Empapada la ratita,
se metió en un agujero,
esperando en tener suerte
y no estuviera su dueño.
Enseguida oyó roncar,
vio que un pequeño topillo,
escondido en un rincón
descansaba hecho un ovillo.
Escuchó tronar al cielo,
granizó con mucha fuerza,
el viento sopló furioso,
encima de sus cabezas.
Pero el topillo dormido,
ni siquiera se enteró,
y pasada la tormenta
la ratita se marchó.
Cuento registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual.
Pobre ratita!
ResponderEliminarGracias, un besico.
¡Gracias Blanca!
EliminarUn besazo
Comprendo perfectamente a ese topillo. ¡No hay nada mejor que dormirse, mientras afuera arrecia una tempestad y uno permanece calentita en su cama! Un poco egoísta, tal vez, ese gozo, sabiendo que habrán otros cuántos sufriendo sus consecuencias, sin tener las más mínimas comodidades.
ResponderEliminarUn abrazo, cariños,
Ahora mismo tenemos una gran tormenta en Segovia, llueve, truena ¡puf! La ratita estará en la cueva resguardada y el topillo dormidito sin enterarse de nada.
EliminarUn abrazo Sara
Esa tormenta en Segovia, fue la que te inspiró este lindo poema de la ratita guareciéndose en casa del topillo dormilón, Marisa? Jejeje...buena temática, me encantó leerte. Un abrazote!
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Esneda!
EliminarSiiii, jajajaja
Un besazo mosque.