Hoy os traigo un poema que he hecho con el cuento clásico de Caperucita Roja y El Lobo Feroz.
Espero que os guste.
Un beso con achuchón.
«A casa de la abuelita
debes llevar un bizcocho»
_dijo la madre a la niña_
no más tarde de las ocho.
«No te entretengas con nadie
ni hables con desconocidos,
atraviesa pronto el bosque
y ven cuando hayas comido».
Caperucita en el bosque
con el lobo se encontró,
sin hacer caso a su madre
del bizcocho le ofreció.
El lobo que era un tunante
a la pequeña engañó,
y a casa de la abuelita
antes corriendo llegó.
«Soy Caperucita abuela»
_dijo cambiando la voz_
y abrió la puerta la vieja
y el lobo se la zampó.
En la cama de la anciana
disfrazado se metió,
y tapado con las sábanas
a Caperucita habló:
«Acércate nietecita»
_dijo con voz temblorosa_
Pero algo notó la niña
y se puso muy nerviosa.
« ¡Ay! qué ojos más grandes tienes»
_exclamó Caperucita_
«Son para verte mejor»
_dijo la falsa abuelita_
«¡Qué nariz más grande tienes!»
_exclamó Caperucita_
«Es para olerte mejor»
_contestó con voz finita_
«¡Qué boca más grande tienes!»
_exclamó Caperucita_
«¡Para comerte mejor!»
y se la zampó enterita.
Pero llegó un cazador
que al escuchar tanto ruido,
se acercó muy sigiloso
para ver lo sucedido.
Con la escopeta cargada
un tiró al lobo pegó,
y abriéndole las entrañas
abuela y niña salvó.
Y este cuento se acabó.
Cuento registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual
He recibido unos regalos de Boolino, por ser blog finalista de literatura infantil y juvenil, que me han hecho mucha ilusión, entre ellos el cuento « El lobo hace huelga», de la Editorial Juventud.
La historia de este cuento es muy original y diferente a todas las demás.
El lobo ya está harto de ser el malo de todos los cuentos, siempre se lleva la peor parte, y no quiere seguir siendo el antagonista ni un solo día más, así que se declara en huelga. Caperucita, los tres cerditos, la cabra mamá de los 7 cabritillos, y otros muchos personajes de cuentos deberían estar súper contentos de que por fin el lobo haya decidido dejar de torturarles, pero nada más lejos de la realidad, se extrañan muchísimo de su comportamiento, porque los cuentos no funcionan sin el antagonista principal de todos ellos.
Todos juntos van a hablar con el lobo, y luego hacen una asamblea para decidir cómo convencer al lobo de que vuelva a ser el mismo. ¿Lo conseguirán al final?
Seguro que os va a encantar.