¿Conocéis la leyenda del acueducto de Segovia?
Es una de las obras más espectaculares que dejaron los romanos en España.
Podéis encontrar más información en mi cuento Poeducto de Segovia.
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Cansada estaba la niña
de subir a la montaña
cargando cántaros de agua,
tardes, noches y mañanas.
Y cántaro para arriba
y cántaro para abajo,
la niña estaba aburrida
de tan pesado trabajo.
Y cántaro para abajo
y cántaro para arriba,
dolorido el cuerpo entero
y en voz alta repetía:
Vendería mi alma al diablo,
se decía con disgusto,
por tener agua en mi casa
¡Viviría tan a gusto!”
Y alerta el diablo escuchó.
En una noche, fue el trato
construiría un acueducto,
y firmaron un contrato.
Y cántaro para arriba
y cántaro para abajo,
muy harta estaba la niña
de tan pesado trabajo.
Pero a los pocos minutos
arrepentida lloró.
Y no pegó ojo esa noche
Iba a mil su corazón.
Trabajó el diablo a destajo,
solo un segundo mirando
una piedra encima de otra
¡qué bonito está quedando!
Pero faltaba una piedra
cuando el sol amaneció.
Quiquiriquí cantó el gallo.
Y el diablo se retorció.
De rabia se mordió el rabo,
¡Aaay!, enfadado gritó.
Solo fueron dos segundos
pero el trato no cumplió.
La niña miró hacia el cielo
y aliviada suspiró.
Ya tenía agua en su casa.
El galló cantó y cantó.
Y cántaro para arriba
y cántaro para abajo,
se libró por fin la niña
de tan pesado trabajo.
Le crecieron más los cuernos,
gritó el diablo colorado
porque él hizo el acueducto
y en Roma se lo apropiaron.