lunes, 30 de noviembre de 2020

NAVIDAD EN ALDEAFANTASÍA

Cuento escrito para Guía Infantil.
Video realizado por Carlos Vera Producción.
Voces, Esther, Daniela y Carlos Vera.
¡Graciaaaassss!
¡Me encanta! 
Espero que os guste.
Un beso con achuchón.
 

En casa de Mateo las cosas no iban muy bien últimamente; sus padres se habían quedado sin trabajo y apenas les llegaba para comer, pero el niño era muy feliz.

Unos días antes de las vacaciones navideñas escuchó:

 —Cro cro, cro cro, cro cro.

Mateo descubrió al cuervo en el suelo. Se acercó a mirarlo y vio que tenía una pequeña herida en el ala izquierda. Lo tomó con mucho cuidado en sus manos, y lo colocó en un nido que hizo en la rama del árbol con hojas y pajas.

Todos los días al ir y al volver de la escuela paraba a ver cómo estaba. Lo acomodaba, lo alimentaba con unas migas de pan y un poco de leche que apartaba de su desayuno, y le dirigía unas cariñosas palabras. En poco tiempo, Cuervito, que así lo llamó, creció y pudo volar.

—Cro cro, cro cro, cro cro —graznaba Cuervito, agradecido.

Todas las mañanas Cuervito salía a estirar las alas, pero a las horas señaladas siempre  esperaba a Mateo en el nido.

—Cro cro, cro cro, cro cro —le saludaba alegre, Cuervito.

Ese día Mateo llegó saltando hasta el árbol y le contó a Cuervito que se iba a pasar las fiestas navideñas a Aldeafantasía.  Era un  pueblo precioso,  pegado al mar, con un bonito castillo, una plaza pequeña y calles estrechas,  y lo más importante: allí vivían su abuelo y su primo. Después se despidió  cariñosamente prometiendo volver muy pronto.

Pero Cuervito no podía estar tantos días sin ver a Mateo, y tantas señas le había dado de Aldeafantasía, que no lo pensó, y volando tomó rumbo hacia el hermoso lugar para dar una sorpresa al niño.

 

Cuervito fue testigo de la felicidad de la familia: la alegría del reencuentro, los abrazos y los besos.

Presenció, por primera vez, cómo adornaban el abeto y colocaban el bonito nacimiento a la entrada de la casa, mientras cantaban villancicos.

 Por la mañana cuando Mateo se despertó,  escuchó desde la cama:

 —Cro cro, cro cro, cro cro, cro.

 —¿Oyes eso? —le preguntó a su primo, aún dormido, a su lado.

Fue rápidamente a la ventana y...

—¡Cuervitooooooo! —gritó alegre, despertando a su primo.

Cuervito descubrió la sencillez y generosidad  de las personas que habitaban esa aldea. Vio que el pueblo entero se volcó en ayudar a la familia de Mateo, ahora necesitada.

 —¡Qué alegría que hayáis venido! Os he preparado un guiso de patatas de bienvenida —dijo una vecina.

—¡Holaaaa! ¡Qué alegría! He hecho un bizcocho de membrillo para Mateo, que sé que le encanta —se presentó el panadero.

—Mi vaquita da leche de sobra —dijo la lechera dejando un litro en la puerta de la casa.

—A mi hijo le queda pequeño —dijo otra vecina llevando un abrigo seminuevo para el pequeño Mateo.

En Aldeafantasía se vivía la Navidad con mucha alegría. Por las calles se escuchaban voces infantiles cantando villancicos, y  en el centro de la plaza había un abeto con luces que iluminaban al anochecer.

A Cuervito le encantó el lugar.

Llegó Nochebuena, fueron a la misa de gallo y celebraron contentos el nacimiento del niño Jesús.

Llegó Nochevieja y despidieron el año tomando, como es tradición, las doce uvas. Las vacaciones transcurrieron tranquilas para los dos pequeños, entre risas, juegos, panderetas, villancicos, turrones y mazapanes.

Los niños estaban inquietos esperando que llegara el día de Reyes. Mateo había pedido una mochila, unas pinturas y una muñeca. Luego pensó pedir un saco  de canicas de cristal, pero ya había echado la carta al buzón. Solo se lo contó a Cuervito.

Llegó el día de los Reyes Magos. Fueron a ver la cabalgata y se acostaron nerviosos. Se despertaron cuando estaba amaneciendo y fueron a ver si tenían algún regalo.

—¡Los Reyes me han traído las canicas! ¡Me han traído las canicas!  —gritó muy feliz, Mateo, abrazándose a su primo.

Cuervito miraba por la ventana.

—Cro cro, cro cro, cro cro —graznó muy contento.

En su nido relucía algo: un trozo de espumillón y una bolita brillante de cristal.

 

martes, 24 de noviembre de 2020

EL OSITO VIAJERO (video adaptación Carlos Vera Producción)

 Hablar a los niños y niñas de la enfermedad del cáncer es un tema delicado.

Este es uno de los cuentos más emotivos que he hecho para Guía infantil.

Hace ocho meses, Carlos Vera Producción, grabó esta adaptación, y ha quedado así de bonito. Lo he visto ahora.

Espero que os guste.

Un beso con achuchón.

 
 

Jorge se peleaba a veces con Inés, pero en general se llevaba bastante bien con su hermana.

Mientras desayunaban Jorge le tiraba de las coletas a Inés y la pequeña se quejaba cada día; pero si alguna mañana Jorge no le hacía rabiar, la niña lo chinchaba también para llamar su atención.

Inés llevaba unos días que estaba muy cansada. Una tarde se empezó a encontrar mal, tenía fiebre y escalofríos  y sus padres la llevaron rápidamente al médico. Después de hacerle  numerosas pruebas médicas, les dijeron que la niña tenía leucemia y era urgente tratar la enfermedad; por lo que  tuvo que quedarse ingresada en el hospital.

 — ¿Dónde están Inés y mamá? —preguntó Jorge extrañado cuando vio que llegó su padre solo.

 —Inés está malita y tiene que quedarse un tiempo en el hospital —le dijo su padre muy serio. Mamá está con ella.

Jorge se quedó callado unos segundos.

—¿Qué le pasa? —preguntó muy compungido.

—Tiene leucemia —le contestó de nuevo su padre sin mentirle.

—¿Y eso qué es papá? —preguntó Jorge a media voz.

—La leucemia es una enfermedad de la sangre. A Inés tienen que hacerle un trasplante de médula espinal para que su sangre sane y vuelva a ser normal. Es como meter en su cuerpo soldaditos para que le ayuden a vencer esta batalla. ¿Entiendes?

—Creo que sí —contestó el niño mientras caían por sus mejillas dos gruesos lagrimones.

Desde aquel momento, la monotonía en la que estaba anclada la familia se esfumó de un plumazo y su día a día cambió de manera radical.

Jorge veía a sus padres muy tristes  y preocupados, y él echaba enormemente de menos a su hermana, a la que no había vuelto a ver desde el mismo día que la ingresaron en el hospital.

Por las noches, Jorge dormía con su osito de peluche y lo estrujaba fuertemente contra él pensando que abrazaba a su hermana. El osito  tenía un hueco en su espalda y los hermanos metían ahí sus manitas jugando  a modo de marioneta. A Jorge se le ocurrió escribir unas letras a su hermana contándole cuánto la echaba de menos y lo escondió ahí. Al otro día les dijo a sus padres que le llevaran el osito a Inés para que se quedara con él.

Cuando Inés descubrió la carta de su hermano y la leyó se le iluminaron los ojos:

«Hola Inés, quiero que vuelvas pronto a casa. Ponte buena, te echo mucho de menos. Jorge».

Y había pintado un bonito corazón de color rojo rodeado de muchos soldaditos. Inés, en lugar de quedarse con el osito como Jorge había pensado, respondió a su hermano del mismo modo; escribió unas letras y escondió el papel en la espalda del osito pidiéndoles a sus padres que se lo llevaran a su hermano.

«Hola Jorge. Estoy cansada. Yo también quiero volver a casa pronto para jugar contigo. Esto es muy aburrido. Inés».

Y también pintó un muñeco con una mueca haciéndole ver a su hermano cómo se sentía.

Lo que en principio parecía  una idea ocasional se convirtió en algo cotidiano para los niños. El osito de peluche viajaba continuamente del hospital a la casa y de la casa al hospital, haciendo que los dos hermanos se sintieran mejor al estar todos los días en contacto. Pasado un tiempo, Inés pudo abrazar a su hermano Jorge, y aunque tuvo que estar ingresada unos meses más en el hospital, los soldaditos que habían metido los médicos en su cuerpo, hicieron que Inés recobrara las fuerzas y ganara la batalla.   

Ahora Jorge sigue tirando de las coletas a su hermana, por las mañanas, mientras ríen contentos.

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

EL PEZ TROPICAL en el CEIP SAN FRANCISCO (Los Navalmorales) Toledo

Un profesor, de tercero de primaria, llamado Braulio Morales Ruiz,  me envía desde el CEIP SAN FRANCISCO,  de Los Navalmorales (Toledo), un video con la actividad que han hecho con mi poema, El Pez tropical.

Me cuenta que han aprendido lo que son los arrecifes de coral y han hablado de las emociones ¡Me encanta!

Muchísimas gracias, Braulio.

Un beso con achuchón para los niños y niñas de este colegio.


 

sábado, 14 de noviembre de 2020

EL LEÓN CALVO

Es fundamental aprender a valorarse 
por lo que uno es y no por lo que otros digan.
Espero que os guste mi ilustración y el poema.
Un beso con achuchón. 


Hubo un león en la selva

que se hizo famoso pronto

porque nació sin melena

y sin un pelo de tonto

 

Y creían en la selva

que estaría acomplejado,

pero siempre estaba alegre

rugiendo de lado a lado.

 

Como el león era calvo

todos así lo llamaron,

y por ser un gran ejemplo

como rey lo proclamaron.